El año 2020 fue difícil para todas las áreas económicas globales y la industria marítima en el mundo no fue la excepción.
A medida que el COVID-19 se iba expandiendo desde Asia hacia Europa y América, los principales puertos del mundo dejaron de funcionar con normalidad.
Las restricciones de movilidad redujeron la llegada de buques y había menos operadores para trabajar en los muelles.
Según cifras de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo, el comercio marítimo mundial cayó un 4,1% el año pasado.
Uno de los primeros países afectados fue China, desatando una verdadera catástrofe mundial, ya que es el principal exportador a nivel global.

Sus puertos se detuvieron y los contenedores que tenían que enviarse a distintos destinos estuvieron muchas semanas varados en los muelles.
Pero, así como China fue el primer país afectado con el COVID-19, también fue el primero en recuperarse y actualmente funciona con normalidad.
En Chile, los principales puertos vieron una reducción en la cantidad de contenedores, las importaciones y las exportaciones durante casi todo el 2020.
A esto se le sumó el aumento de las tarifas debido a la poca oferta mundial por las cuarentenas, lo que llevó a un aumento de los costos generales de las operaciones.
El Servicio Nacional de Aduanas informó que en enero las importaciones cayeron un 1,5%. Sin embargo, el intercambio comercial registró un aumento del 4,2% respecto al mismo mes del año pasado.
Esto significaría que el sector estaría consolidando una recuperación que comenzó a fines del 2020, luego de conocerse las noticias sobre las vacunas.
China sigue siendo el principal vendedor y comprador de Chile, seguido por Estados Unidos, Japón y Brasil.
Las cifras de la industria marítima
El envío de cobre, hierro y plata representaron el 58% de las ventas al exterior, un aumento respecto a años anteriores.
Mientras que las otras exportaciones registraron una caída de un 3% respecto al 2019, según datos del Banco Central.
En el caso de las importaciones, el año pasado tuvieron las cifras más bajas en 10 años. La menos internación de petróleo, automóviles, diésel y vestuario lideraron esta disminución, según la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales.
Pero, por otro lado, la importación de productos médicos marcó niveles récord. Las mascarillas lideraron con 371 millones de dólares, seguidas por los exámenes PCR para COVID-19 con 201 millones de dólares y los ventiladores mecánicos con 59 millones de dólares.
A fines del año pasado ya se vislumbraba una recuperación para la industria marítima. Una de las consecuencias positivas que tuvo esta pandemia fue la aceleración de la digitalización en el sector.
Las cuarentenas y las restricciones obligaron a servicios marítimos portuarios y aduaneros a integrar la digitalización como principal herramienta para poder seguir operando.
A nivel internacional, distintas organizaciones de la industria marítima firmaron acuerdos para seguir impulsando la tecnología independiente de la pandemia.
Esto podría significar que a futuro se podrían construir buques inteligentes, más eficientes, autónomos y que contaminen menos.
Otro de los procesos digitales que tomaron los puertos fue la ventanilla única online para todas operaciones y papeleo que antes se hacía de manera física.
Vacunación en puertos
A comienzos de febrero, el gobierno chileno anunció el inicio de su programa de vacunación masiva.
El proceso comenzaría con los funcionarios de la salud y los adultos mayores. Luego lo harían trabajadores de sectores críticos y de áreas esenciales con contacto directo con la población.
Las empresas portuarias y sus trabajadores de inmediato levantaron la voz para que los incluyeran en esta lista, ya que, según ellos, su trabajo es esencial para la economía.
En una primera instancia, el gobierno accedió a vacunarlos junto a personal de las Fuerzas Armadas y las policías. Sin embargo, una vez iniciada la vacunación, solo un tercio de los funcionarios recibieron la primera dosis.
Esto provocó la molestia de organizaciones como los Trabajadores de la Unión Portuaria de Chile e incluso provocó una huelga de 1.100 portuarios del segundo turno en San Antonio.
Según los movilizados, el trabajo portuario se hace a través de cuadrillas por lo que es necesario vacunar a todos los operarios.
Luego de varias negociaciones, el conflicto se destrabó y los funcionarios volvieron a las operaciones con el compromiso de que serían vacunados.
Precisamente fueron trabajadores de San Antonio los primeros en recibir la vacuna a nivel nacional.
Los operarios de Puerto Panul recibieron la primera dosis en la segunda semana de febrero. Fueron 70 personas quienes laboran en este sector, uno de los principales terminales de grano del país.
Otros 1.500 trabajadores de la Empresa Portuaria Valparaíso comenzaron a ser inoculados cerca de esta fecha con el medicamento Coronavac.
En este caso, los funcionarios tienen que dirigirse a uno de los ocho módulos habilitados para ellos en el Hospital Naval de Viña del mar.
Quienes también comenzaron este proceso fueron los trabajadores de la Compañía Minera del Pacífico que laboran en los puertos del norte en Coquimbo, Huasco y Caldera.
La Empresa Portuaria Austrial también comenzó su programa de vacunación en febrero con la inoculación de 300 portuarios.