El pasado miércoles, un importante sismo de magnitud 6.5 se registró en las costas del Pacífico de México, generando alertas en varios estados del país. El epicentro del terremoto fue ubicado a 25 kilómetros de la ciudad de Acapulco, Guerrero, a una profundidad de 10 kilómetros. Aunque inicialmente se temió por un posible tsunami, las autoridades locales descartaron esta posibilidad tras evaluar las condiciones del mar.
La población acapulqueña experimentó momentos de pánico, con imágenes que muestran a personas evacuando edificios y buscando refugio en zonas más seguras. Las estructuras que sufrieron daños menores fueron inspeccionadas por equipos de emergencia, quienes reportaron algunas grietas y caídas de objetos, pero ninguna tragedia mayor fue documentada en las primeras horas tras el temblor.
Las autoridades de protección civil informaron que tres personas resultaron heridas levemente, principalmente debido a caídas y accidentes menores provocados por el movimiento sísmico. A lo largo de la costa del Pacífico, se activaron los protocolos de seguridad y se realizaron simulacros para asegurar que la población estuviera preparada frente a emergencias de esta magnitud.
Expertos en sismos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señalaron que, aunque este fue uno de los terremotos más fuertes en la región en los últimos años, no es raro en una zona sísmicamente activa como lo es el sur de México. Recordaron a la ciudadanía la importancia de estar siempre preparados y mantener comunicados los planes de emergencia.
Por otro lado, el gobierno estatal ha reforzado los mensajes de prevención y ha instado a la población a mantenerse en alerta, asegurando que se están evaluando los posibles acontecimientos posteriores, así como realizando rondas de supervisión en distintas áreas afectadas para asegurar la seguridad y bienestar de la ciudadanía.